No siempre los grandes problemas de una empresa son estratégicos.
A veces, lo que más erosiona los resultados es la fricción diaria: reuniones poco claras, mensajes ambiguos, equipos que no se escuchan.
Esa descoordinación genera:
– Retrasos, reprocesos y desgaste.
– Conflictos que podrían haberse evitado.
– Pérdida de confianza y de energía.
– Más y más horas asignadas a la gestión.
💡 Mejorar la comunicación interna no es “soft”: es una inversión en eficiencia y clima.
¿Sabés cómo llevar métricas de esta inversión? ¿Cuánto le cuesta a tu organización no hablar a tiempo y con claridad?
Cada palabra mal dicha cuesta. Cada conversación pendiente, también.