Cuando hablamos de una «buena presencia» típicamente pensamos en la imagen personal, presentación, en la postura, apariencia, vestimenta, estilo… Sin embargo, la presencia ejecutiva abarca mucho más que la presentación y apariencia. Se refiere principalmente a la energía, postura y actitud que comunicamos en todos los aspectos, más allá de lo físico.
Hay un tipo de disposición y energía que proyectamos en la interacción con otros que nos habla de esta presencia. Y sí, en ventas importa y mucho… ¿Por qué? Porque nos permite transmitir confianza y ¡la confianza vende!
En principio tener confianza es lo importante para poder transmitirla. Prepararse para el éxito y creer en uno mismo tanto como en lo que vendemos. Para eso, estar informado y ensayar permite estar mejor preparados y no sucumbir a los nervios o la ansiedad.
A la hora de vender, un saludo y contacto profesional y una etiqueta comercial ya son un buen comienzo, también mostrar credibilidad es vital para el proceso. Recordar y utilizar los nombres suma al contacto y la génesis de la confianza.
Comunicar lo que sabemos y la propia experiencia aportando tanto hechos, datos, números, como interpretaciones y valoraciones subjetivas. Todos nos sentimos más confiados en un vendedor que «sabe de qué habla».
Los aspectos no verbales impactan tanto como el mensaje que transmitimos, por lo tanto el tono de voz, una postura erguida, contacto visual, gestos de apertura y una sonrisa, permiten generar una conexión que nos lleve más cerca del objetivo.
¿Hay alguna cosa más que consideres parte de la presencia ejecutiva? Contame abajo. ⬇️